Tesoros de inspiración#217: Una buena conciencia

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Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. (1 Pedro 3:8-9)

Dado que todos tenemos una necesidad básica de unidad y conexión, es probable que el pasaje de hoy resuene profundamente. Llamándonos a ser “compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables”, estos dos versículos nos exhortan a bendecir a los demás en lugar de insultarles o “devolver mal por mal”. El pasaje es una invitación a construir puentes de amor y entendimiento en un mundo que a menudo parece dividido.

Hace unos días hablamos de la fe como un puente que nos conecta con las promesas de Dios. Usemos hoy otra analogía de un puente, esta vez imaginando su vida como una manera de conectarse con los demás para superar los malentendidos y el resentimiento. Su humildad y su amabilidad crean pilares que sostienen este puente. Por eso, cuando le lancen insultos, decida no tomar represalias; dar más bien una bendición puede conducir a la reconciliación.

Construir puentes significa elegir el amor sobre el odio, el perdón sobre el resentimiento y la bondad sobre la crueldad. Nuestro propósito como cristianos no es ganar en los conflictos, sino heredar las bendiciones de Dios y extenderlas a los demás. Así que, tratemos de reflejar el amor de Cristo y ofrecer sanidad y unidad a quienes nos rodean.