Posted by “Estos eran alfareros, y moraban en medio de plantíos y cercados; moraban allá con el rey, ocupados en su servicio.” (1 Crónicas 4:23)
¿Estás en un lugar pequeño?
¡Atiéndelo con cuidado! Él te puso allí.
¿Estás en un lugar grande?
¡Vigílalo con cuidado! Él te puso allí.
Cualquiera que sea el lugar;
No es tuyo solo, sino de Él. Él te puso allí.
John Oxenham
Con infinito cuidado y previsión, Dios ha escogido el mejor lugar en que usted pueda efectuar el mejor trabajo para el mundo. Tal vez se sienta solo, pero no tiene más derecho a quejarse que la lámpara que ha sido colocada en un nicho para iluminar un rellano oscuro o un tramo de peligrosos escalones de piedra. El dueño de la casa puede haberla puesto en un rincón muy pequeño y en una posición muy humilde; pero es suficiente si esa es su voluntad bienaventurada. Algún día Él pasará por ahí y usted iluminará sus pasos mientras Él prosigue a buscar y salvar lo que se ha perdido; o usted encenderá alguna gran luz que brillará como un faro sobre el océano barrido por las tormentas. De esa manera el desconocido Andrés, al traer a su hermano Pedro a Jesús, fue el medio por el cual éste llegó a arder.
Cuando el Amo de todos los trabajadores me llamó al campo, Fui alegre y feliz para manejar las herramientas de su trabajo Esperando una posición elevada, de acuerdo con mi gusto altivo, Cuando he aquí que Él me puso a desmalezar y a suavizar los yermos.
¡Qué labor tan humilde la de trabajar en los setos! ¡Una tarea tan ingrata y pequeña!
Pero reprimí mi vano malestar y trabajé para el Señor de todas las cosas, Hasta que, habiéndome vuelto más manso, al hundirme noche tras noche en mi descanso bien ganado, Lo único que deseaba escuchar en mis sueños era: “Éste ha hecho lo mejor que podía.”
Los años han nivelado las distinciones, ya no hay más “grande” ni “pequeño”; El servicio fiel es lo único que cuenta para el Señor de todas las cosas; Y yo sé que, cultivado con paciencia, el más deprimente yermo de tierra producirá el ideal perfecto planificado en el corazón de Dios.
“¿Está USTED dispuesto?” (Ezequiel 27:9)