Reflexión #190: Hasta Cuando

Posted by

“¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo
esconderás Tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con
tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo
sobre mí?” (Salmos 13:1-2)

David estaba tan ansioso que llegó a imaginarse que Dios lo había olvidado.
“¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre?” ¿No es exactamente
eso lo que, a veces, sucede con los siervos de Dios? “¿Hasta cuándo escon-
derás Tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tris-
tezas en mi corazón cada día?” También preguntamos, ¿hasta cuándo tenemos
que resistir las angustias sin la respuesta Divina? “¿Hasta cuándo será enal-
tecido mi enemigo sobre mí?”

Cuatro veces pregunta “¿Hasta cuándo?”. David estaba exhausto. Pero,
enseguida, hace una declaración de confianza. No cree que, solo, logrará
mantenerse firme. Sin embargo, antes de terminar su clamor, fue oído. Tanto
que termina el Salmo adorando: “Mas yo en Tu misericordia he confiado; mi
corazón se alegrará en Tu salvación. Cantaré al SEÑOR, porque me ha hecho
bien.” (Salmos 13:5-6)

La oración de David fue sincera. Él no aguantaba más, entonces, dijo que no
aguantaba más. Pensaba que había sido olvidado, entonces, Le preguntó a Dios
si había sido olvidado para siempre. Dios le respondió con la certeza de la
salvación. Y él, sincero, Lo adoró. El sincero rasga su alma, juega limpio, no
disfraza ni esconde su real intención. Él es lo que es. Sí, sí; no, no. Tiene una
posición bien definida delante de los seres humanos y de Dios. Cuanto mayor
es la sinceridad, más pura es la fe. Por eso, siempre hay una respuesta para los
sinceros.

Rasgue su alma delante de Dios. Y será respondido.