Reflexión #159: Cimientos de La Fe

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“Porque el SEÑOR, vuestro Dios, secó las aguas del Jordán delante de vosotros,
hasta que habíais pasado, a la manera que el SEÑOR vuestro Dios lo había
hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos; para
que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano del SEÑOR es
poderosa; para que temáis al SEÑOR, vuestro Dios, todos los días.”
(Josué 4:23-24)

Cuando Moisés levantó el cayado, el viento comenzó a soplar y dividió las
aguas del Mar Rojo. Israel atravesó aquel Mar con los pies secos; pero, al bajar
el cayado, las aguas volvieron al lugar y ahogaron al ejército egipcio (Éxodo
14:16-30). Esto definió el libramiento de Israel de la esclavitud egipcia.

En la travesía del Río Jordán, no fueron los brazos de la fe de Josué los que
operaron el milagro, sino sus pies obedientes juntamente con los de Israel. En
esa travesía, Israel tomó posesión de la Tierra Prometida. Quiere decir que no
basta solamente con que el cristiano sea libre de la esclavitud del pecado; es
necesario abandonar el desierto de la miseria y avanzar hacia la conquista de su
Tierra Prometida.

Es necesario dar pasos de fe en cualquier conquista. La Tierra Prometida se
refiere a todas las promesas hechas por el SEÑOR en Su Palabra; sobre todo la
conquista de la Vida Eterna. Los pasos de fe exigen que se mojen los pies para
avanzar. Los pasos de fe exigen sacrificios. Sacrificios de obediencia a la Pala-
bra de Dios.

El cumplimiento de las Profecías depende de tener coraje de obedecer a Dios.