Reflexión #149: El Progreso Visible

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“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una Gran Voz
como de trompeta.” (Apocalipsis 1:10)

Un domingo, el apóstol Juan estaba en espíritu. Sus pensamientos viajaban
con los pensamientos de Dios. Meditaba en las Palabras de Jesús y en los he-
chos relacionados a Él. Sus enseñanzas, Sus promesas, Su gloria… De repente,
oyó una Gran Voz.

Muchos esperan oír la voz de Dios audiblemente, con los oídos humanos.
Por eso, terminan confundiéndose, terminan obedeciendo a los espíritus en-
gañadores o a las voces humanas. Eso no es estar en espíritu. La voz humana
se oye con los oídos físicos. La voz Divina es espiritual y se oye con los oídos
espirituales. Del Espíritu de Dios al espíritu humano. Pero, ¿cómo estar en es-
tado espiritual para oír la voz de Dios? Cuando el intelecto medita en la Palabra
de Dios.

A pesar de ser alta como de trompeta, solamente Juan oyó esa Gran Voz,
pues solo era audible para los que estaban en espíritu. Así es con todos los que
están en espíritu. Solo estos oyen la voz de Dios. Oyen y obedecen.

No oiga la voz de los problemas, manténgase en espíritu, medite en la Palabra
de Dios y oirá Su voz.