Reflexión #145: Obedecer Su Palabra

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“Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz del
SEÑOR, tu Dios.”
(Deuteronomio 28:2)

Aprendí que aquel a quien obedecemos es nuestro señor. Si obedecemos al
pecado, este se vuelve nuestro señor y ata las promesas Divinas. Si obede-
cemos a la Palabra de Dios, entonces Jesús es nuestro Señor y Sus promesas
nos perseguirán. Por más difícil que sea, por más sacrificio que exija, vale la
pena obedecer a la Palabra de Dios, pues si tenemos que tener un señor, que
sea el mejor Señor.

Estoy seguro de que no hay nada más valioso en este mundo que la certeza
de la Salvación del alma. No fue, no es, ni será fácil pelear la buena batalla y
guardar la fe. Sin embargo, la compasión Divina nos encontró.

¿Cuál es el secreto de la conquista y del mantenimiento de la Salvación? La
obediencia a la Palabra de Dios. He vivido esto hace cincuenta años. En esta
larga caminata, cada día cargaba mi cruz de sacrificios. Fue difícil, pero nada
más allá de la capacidad de soportar. Incluso porque mi Salvación siempre fue
lo más importante. No podía distraerme de ninguna manera.

Todo y cualquier sacrificio por ella vale la pena. Mantener la conciencia lim-
pia, seguir adelante sin mirar hacia atrás es fundamental en el cimiento de la fe.
Por la fe en el Señor Jesucristo, encontré el tesoro escondido y alcancé la Salva-
ción. Pero solo estará garantizada si así permaneciera hasta la muerte.

Elija obedecer irrestrictamente la Palabra de Dios, para garantizar su
Salvación.