Reflexión #122: Somos Sorprendentes

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“El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.”
(Eclesiastés 11:4)

Si las condiciones son favorables, la persona se apoya en ellas, Lo deja a Dios
en segundo plano y existen grandes probabilidades de fracaso. Si las condiciones
no son favorables, la persona se siente insegura, tiene miedo de actuar y estará
destinada al fracaso. Por otra parte, quien decide sembrar por la fe, y cosechar por
la fe, es decir, actuar independientemente de las circunstancias o de las condi-
ciones, alcanzará el éxito de una u otra manera. La vida exige decisión; exige ac-
ción. Mirar a las circunstancias, a las condiciones, nos impide poner en práctica la
fe sobrenatural.

Al actuar por la fe, incluso lo que podría salir mal, sale bien. Esta es la certeza
del que vive por la fe. Él agrada a Dios, por eso, tiene su futuro garantizado. No de-
pende del viento para sembrar; no depende de las nubes para cosechar. Simple-
mente va y actúa. Simplemente cree. La inseguridad desaparece; la autosuficiencia
se debilita. Solo queda la certeza de que Dios da la garantía. Él es mayor que el
viento; más Alto que las nubes. Quien está con Él no tiene miedo de sembrar, por-
que tiene la seguridad de la cosecha.

Si espera “el tiempo indicado”, nunca sembrará, nunca cosechará. El tiempo es
ahora. Y hoy es la única certeza. El Señor Jesús nos enseña a vivir un día a la vez:
“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán.
Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:34). Su futuro depende de que usted ande
con seguridad hoy, de sembrar hoy lo que quiere cosechar mañana. Y vivir el
ahora, sin apegarse al pasado; sin inquietarse por el mañana. Un día a la vez. Un
escalón a la vez. Así es como se llega a la cima.

Haga hoy lo mejor de usted.

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