Reflexión #112: El Ejercicio del Perdón

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“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros
vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco
vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”
(Mateo 6:14-15)

El perdón de Dios depende de nuestro perdón. Pero, ¿cómo perdonar si no si-
ento el deseo, si no logro olvidar el mal que me fue hecho? ¿Cómo puedo obligar a
mi corazón a perdonar? No se puede. Nadie logra controlar los impulsos del cora-
zón. Este es rebelde contra Dios, ¡mucho más con nosotros! Entonces, ¿cómo
obedecer al Señor Jesús y perdonar?

El corazón puede ser lo que sea, pero jamás controla la razón cuando la per-
sona está decidida. Use su intelecto y ore por quien lo hirió. Mencione su nombre
delante de Dios, pídale que bendiga a esa persona y cosas de ese tipo…

Aunque el corazón grite, patalee y sienta odio, lo importante es que usted use la
razón, el intelecto, OBEDEZCA a la Palabra de Jesús, y pronuncie palabras de
bendiciones para la otra persona. Por supuesto que el Espíritu Santo, mediante ese
esfuerzo de fe, eliminará los sentimientos de su corazón. Usted es libre del cáncer
del alma para recibir el perdón de Dios, el bautismo con el Espíritu Santo, la salva-
ción y todas las demás bendiciones que Él prometió.

El rencor solo le hace mal a usted. Obedezca a la Palabra de Jesús, perdone y
coseche los resultados de esa actitud.

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