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En 1 Corintios 1:26 el apóstol Pablo nos dice: Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna.
Dios no llama a muchas personas a quienes nuestro mundo consideraría sabios, nobles o poderosos. Él llama a unos cuantos así, pero no a muchos. La realidad es que Dios usará a cualquiera que ceda a Él.
La idea que Pablo quiere que comprendamos es que la mayoría de las personas que Dios elige son una sorpresa para los demás. Las elecciones de Dios generalmente no están en nuestra lista ideal de personas.
Piense de nuevo en el mismo apóstol Pablo, el autor de estas palabras en 1 Corintios 15:9: “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.”. Y las siguientes palabras de su boca son profundas: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”
Pablo persiguió a los cristianos. De hecho, estaba tan lleno de odio que incluso fue a ciudades extranjeras para ordenar el arresto de cristianos, dividir familias, encarcelarlos, azotarlos y, en ocasiones ejecutarlos. Y, sin embargo, Dios eligió a Pablo como su portavoz.
Fue tan asombroso para muchos en la iglesia que no querían recibirle cuando fue salvo. Pensaban que era una trampa. Les llevó un tiempo para poder comprender que Dios realmente le había salvado y le estaba usando.
Pablo no habría estado entre sus candidatos para ser una vasija para Dios. Me encanta eso de Dios. Él utiliza lo inesperado y a aquellas personas que pasaríamos por alto para llevar acabo algunas de Sus obras más importantes.