Encuentros con Jesús 20 de 365: El poder de sus Palabras

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Palabras de Jesús:

Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho. (Juan 12:49-50)

¿Alguna vez has tenido miedo de pedirle algo a Dios? Dios, ¿debo aceptar ese trabajo o no? Señor, ¿debo mudarme a esa ciudad o no?

¿Cómo debo usar ese dinero, o ese bien o ese tiempo que me has dado? ¿Por qué a veces tenemos miedo de pedirle a Dios estas cosas?

¿Tenemos miedo en el fondo de que nos mande a esa esquina rara, a trabajar en un empleo aburrido o a gastar “nuestro” dinero donde no queremos? ¿Tenemos miedo de que la respuesta en sea “no”, y por eso nos “olvidamos” de preguntar?

Nuestro miedo a Dios es un engaño del enemigo.

Dios no es un tirano distante que sólo quiere oír hablar de nuestros pecados y enviarnos a una vida de sufrimiento y privaciones. Dios es un Padre amoroso que desea, puede y quiere darnos cosas buenas. Pero debemos hacer precisamente eso: creer en Él.

Tenemos que confiar en Él. De lo contrario, ni siquiera preguntaremos y no sabremos lo que hemos perdido. Confía en tu Padre. Es en Él donde vienen todas las cosas buenas que tienes, que has tenido o que algún día tendrás. Y tendrás mucho más, de lo bueno y de lo mejor. Sólo tienes que seguir creyendo y confiando en tu Padre.

Oración:

Padre nuestro, es bueno ser tu hijo. Antes vivíamos sin nombre, sin herencia y sin futuro. Pero ahora, gracias a Tu amor, formamos parte de Tu gran Familia. Por ello Señor, fortalece mi fe para confiar en que Tu tomas cuenta de todo lo que necesito y dame la humildad para aceptar lo que me brindes, sabiendo que es lo mejor y lo que realmente requiero. Que camine siempre satisfecho y confiado en Tu amor.Te doy gracias en nombre de Jesús. Amén.

Referencias Cruzadas de la Palabra de Cristo de Hoy:

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. (Mateo 7:24-25)

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