Encuentros con Jesús 18 de 365: Consuelo perfecto

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Palabras de Jesús:

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. (Mateo 5:4)

Llorar es una experiencia íntimamente humana. El llanto es el canto del alma. Lloramos de alegría y también de tristeza. El llanto alivia el alma de la angustia y la tensión. También impulsa la experiencia de la alegría.

El Salvador dijo que son bienaventurados los que lloran. ¿Quiénes son? Según la profecía de Isaías 61.2, Jesús sería enviado para consolar a los que lloran, y éstos son los que esperaban la promesa de salvación.

Cuando reconocemos que tenemos pecado y necesitamos la bondad de Dios, es natural derramar lágrimas ante nuestro Padre Celestial. Para los que, llorando, buscan el amor de Dios, hay una promesa de consuelo.

Es como si, en un susurro, Cristo hablara: cada lágrima derramada se convertirá en ríos de abundante alegría; ¡Dios se te revelará! Has llorado como nunca, esperando en la fidelidad divina. Y en todo lo que se puede esperar del Creador, ¡no te avergonzarás!

¡Que Dios te bendiga!

Oración:

Señor, que en medio del dolor que deba enfrentar en la vida, repose siempre en Tu fidelidad, en Tu amor y en Tu poder, que son mayores que cualquier circunstancia que pueda enfrentar, sabiendo que transformarás todo llanto en alegría y toda tristeza en regocijo, siempre para Tu honra y gloria. En El Nombre de Jesús, Amén

Referencias Cruzadas de la Palabra de Cristo de Hoy:

De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. (Juan 16:20)

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