No estás solo en tus batallas. Dios está peleando contigo, como poderoso gigante asegurando tu victoria.
Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. (Jeremías 20:11)