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Palabra:
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. (Juan 14:1)
Jesús consuela a los discípulos exhortándolos a que sus corazones no se turben, pues él partirá a fin de preparar un lugar para ellos en “casa de mi Padre.”
La angustia que embargo a los discípulos al saberse sólos, sin su maestro, expuestos a la muerte por la persecución tramada contra ellos, es la misma que hoy puede invadir nuestro corazón ante un problema familiar, una dificultad financiera, una condición agravada de salud, ante una enfermedad.
El miedo es humano, y puede limitarnos pero no es imposible de superar, si ponemos nuestra atención en la compañía que Dios nos ofrece ante cada batalla.
Algo es seguro: Nuestro corazón puede descansar confiado en Dios, en su soberanía y amor. Él siempre sabe lo que hace y cómo lo hace. Confía en Dios, procura su dirección, persevera, avanza, anque el tiempo sea difícil, Él va contigo.
Oración:
Gracias Señor, poque en todo tiempo cuidas de mí, con Tu amor y fidelidad que son para siempre y me permiten descansar. Ayúdame a desarrollar cada día un corazón humilde y sencillo, que no dude de Tu poder, ni en las más apremiantes dificultades. En El Nombre de Jesús, Amén