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“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
(Mateo 6:21)
El valor del hombre es definido por el tipo de objeto que ama y a lo que se consagra. Donde esté su tesoro, allí también estará su vida. Si su tesoro es Jesús, entonces su vida estará toda dedicada a Él, nada ni nadie podrá afectar su corazón. Pues si su tesoro es Jesús, su corazón está en Jesús. ¿Quién podrá tocarlo?
Pero si su tesoro está en las cosas que perecen, o en el marido, en la esposa, en el hijo o en su propia reputación, entonces su corazón estará en esas cosas. Cuando eso sea atacado, su corazón será afectado. Por esa razón, nos fue dicho: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23)
La verdad es que cuando colocamos nuestra vida en Dios, con sinceridad, haciendo de Él nuestro tesoro, recibimos la respuesta: “Mas buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)
Sea sabio y haga del Señor Jesús su tesoro, para que su vida y su corazón estén guardados.