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“Oh, si me hubiera oído mi pueblo… con miel de la peña les saciaría”. (Salmos 81.13, 16)
Incluso en estos momentos Dios está atrayéndolo a Él. Dios quiere que usted lo conozca íntimamente, que disfrute de su profundo amor y su honda presencia en lo más íntimo del alma. El Señor tiene verdades para revelarle, lecciones que su Espíritu Santo le enseñará solo cuando usted dedique tiempo para enfocarse calladamente en Él.
Tal vez quiera orar al Padre celestial por todos los asuntos que oprimen su corazón, y eso está bien. Sin embargo, sepa que lo más sabio que puede hacer es sentarse en silencio delante de Él con su Palabra abierta ante sus ojos. Es durante esos tiempos de comunión que Dios le permite captar un vislumbre de su carácter y su sabiduría absolutamente asombrosos.
No se pierda la indescriptible bendición de conocer a Dios simplemente permaneciendo en su presencia. No hay gozo más hondo, más energizante, ni uso más digno de su tiempo que tener una experiencia con Dios. Siéntese en silencio y disfrútelo. A Él le encanta que lo conozca.
Señor, te amo y anhelo conocerte. Por favor, háblale a mi espíritu y revélate por medio de tu Palabra.
En su presencia… tenga una experiencia con el Dios viviente.