“Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo
fuiste llamado…”
(1 Timoteo 6:12)
La buena batalla de la fe es resistir a las dudas; resistir a las palabras negativas;
resistir a las palabras que nos hacen decaer. Si usted le presta atención a una pala-
bra mal usada, disminuye adentro de usted la certeza de Dios. Si deja que esa se-
milla maligna permanezca en su corazón, crecerá y se multiplicará. Rechace la
palabra negativa, pues su vida depende de su fe. La fe es lo que nos hace tomar
posesión de la vida eterna. Por eso, tenemos que protegerla, blindarla. Esto es muy
serio.
La fe es como la batería de un celular, si no está conectada al cargador, se va
terminando. No es necesario estar adentro de la iglesia para cargarla, basta con
mantener los pensamientos conectados a Dios, a Sus promesas. Así, estará
automáticamente protegiendo, blindando su fe – y la batería no se agotará. Pero si
le presta atención a las conversaciones sin sentido, su batería se gastará y tendrá
que hacer un esfuerzo mayor para que sea cargada nuevamente.
Proteja su fe, más que a su familia, más que a sus hijos, más que a todo. Su
vida depende de su fe; esta fe tiene que ser pura, sin ninguna mala conciencia, para
traer frutos, no solo para los beneficios aquí en la Tierra, sino también – y princi-
palmente – para la eternidad.
Proteja su fe, por encima de cualquier otra cosa.