“Porque Yo, el SEÑOR, soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te
dice: No temas, Yo te ayudo.”
(Isaías 43:13)
No hay nada que temer cuando se vive por la fe en las promesas de Dios.
Sin embargo, solo los nacidos del Espíritu logran vivir por la fe. Y cuando en-
frentan problemas aparentemente insolubles, el Eterno y Amoroso Padre ense-
guida entra en acción y garantiza:
“Pero tú, Israel, siervo Mío eres; tú, Jacob, a quien Yo escogí, descendencia de
Abraham, Mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas
te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque Yo
estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayu-
daré, siempre te sustentaré con la diestra de Mi justicia.
He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos;
serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen
contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquel-
los que te hacen la guerra.
Porque Yo, el SEÑOR, soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te
dice: No temas, Yo te ayudo.” (Isaías 41:8-13)
¡Usted tiene la ayuda del propio Dios! ¿Por qué preocuparse?