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Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque el Señor sostiene su mano. (Salmos 37:24)

Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.  (Genesis 17:1-4)

Porque por fe andamos, no por vista (2 Corintios 5:7)

Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos (Salmo 19:1).

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. (Salmos 32:8)

Adoren al Señor con alegría y temor; inclínense ante él con temblor. (Salmo 2:11)

Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1:7)

No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad. (Salmo 91:5-6)

He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. (2 Timoteo 4:7)

Mejor es un bocado seco, y en paz, Que casa de contiendas llena de provisiones. (Proverbios 17:1)