Envió desde lo alto y me tomó; Me sacó de las muchas aguas. (2 Samuel 22:17)
¿Le abruma la ansiedad? ¿Anhela que Dios le hable en cuanto a algo urgente y específico? A veces, Dios le llevará al borde de la desesperación para que usted se apoye en Él y se muestre receptivo a lo que le diga.
Como ve, la dependencia del Padre y el sometimiento a su voluntad van mano a mano. Usted debe convencerse de que Él tiene el mejor plan, y por lo general eso significa llegar a darse cuenta de que no hay nada que pueda hacer para mejorar su situación.
Hasta entonces, será como quien está ahogándose: batallando y dando manotazos al aire contra las aguas que lo amenazan y luchando inadvertidamente contra aquel que está tratando de rescatarle. No es sino cuando su fuerza se acaba y usted se rinde que Él puede guiarle a la seguridad.
Así que deje de oponérsele. Apóyese en el poder, la sabiduría y el amor de Dios y ríndase al plan de su Rescatador. Permita que su desesperación lo conduzca a depender de Él, porque esa es la senda para su liberación segura.
Señor, a veces siento que me ahogo desesperadamente. Gracias por rescatarme. Dependeré de ti y me rendiré a tu plan.
En su presencia… permita que Él lo rescate.