Reflexión #256: El Poderoso y El Débil

Posted by

“Y clamó Asa al SEÑOR, su Dios, y dijo: ¡Oh SEÑOR, para ti no hay diferencia
alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh SEÑOR,
Dios nuestro, porque en Ti nos apoyamos, y en Tu nombre venimos contra este
ejército. Oh SEÑOR, Tú eres nuestro Dios: no prevalezca contra Ti el hombre.”
(2 Crónicas 14:11)

El ejército del rey Asa tenía quinientos ochenta mil hombres armados con arcos
y lanzas. Sin embargo, subió contra él el rey de Etiopía, con un ejército de un mil-
lón de hombres y trescientos carros. Un millón contra quinientos ochenta mil.
Entonces, Asa hizo la mejor elección. Recurrió a Dios en oración sincera y hu-
milde. Su oración sirve hoy de modelo para las luchas que enfrentamos.

Asa reconoció que además de Dios no había nadie que pudiera socorrer en una
batalla entre el poderoso y el débil. Aún hoy vemos a poderosos levantándose para
intentar bloquear a aquellos que son de Dios. Pero los inteligentes saben que tie-
nen en Quién confiar. Cuando los enemigos son mayores, más poderosos y más
numerosos, la oportunidad de que Dios muestre Su poder es aún mayor.

Asa confió en Dios y fue a la guerra en Su nombre. Sea cual sea su guerra, reco-
nozca que nadie, además de Dios, puede socorrerlo. Pídale ayuda a Dios, confíe en
Él y no tenga miedo. Vaya a la guerra en el nombre de Jesús. En la batalla entre el
poderoso y el débil, recurra al Todopoderoso.

Asa y su ejército sorprendentemente vencieron al ejército Etíope y aniquilaron a
sus enemigos. Cuando asume Su nombre, usted asume Su identidad. Así, quien
luche contra usted, Lo enfrentará. Y una cosa es cierta: no hay quien pueda preva-
lecer contra Dios.

Recurra a Dios en sus luchas.