Llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. (2 Corintios 10:5)
Los susurros devastadores pueden venir. El enemigo puede decirle que usted
es un fracaso, que su caso no tiene esperanza, que la petición que más espera
jamás recibirá respuesta, y que Dios ya no quiere saber nada de usted. El ene-
migo sabe los mensajes que más lo descorazonarán, y es muy efectivo para he-
rirlo donde más le duele.
Sin embargo, recuerde ahora mismo que él es un mentiroso (Juan 8.44). No
se rinda ante él. Esos susurros desmoralizadores no tienen absolutamente
nada de verdad, así que debe rechazarlos de inmediato y reemplazarlos con la
verdad de la Palabra de Dios.
¿Y qué es la verdad para usted como creyente? Que Jesús asume la res-
ponsabilidad de darle la victoria al caminar con Él (Proverbios 16.3). Que con
su Salvador siempre hay esperanza (Juan 16.33). Que Dios no solo oye sus ora-
ciones, sino que es fiel para contestarle (Mateo 7.7–11). Y que el Padre le ama
tanto, que nunca le dejará (Juan 10.11, 27–28).
Señor, por favor, acaba con las mentiras del enemigo y reemplázalas con tu
Palabra. Elimina las barricadas para que pueda andar en tu libertad y
glorificar tu nombre. Amén.
En su presencia… abrace la verdad liberadora de ser hijo de Dios.